El Templo del Odio - Capítulo 8


Cuando la escencia del mensaje llegó a los oídos de hombres y mujeres alrededor del globo, simplemente surgió a luz. Los contactos lo dominaban, era una agitación inmensa. Cuando él volvió de su habitual trabajo, había recibido hasta paquetes con productos de "felicitación" por parte de clanes secretos alrededor del mundo. Sorpresivamente recibió un Whiskey de una mujer que adjuntaba una foto. Una mujer muy hermosa.
Más tarde, sorprendentemente, él no podía con... esto. El infierno, sentía que después de todo lo que se había esforzado, todo había sido en vano. Las tinieblas se le venían encima y no sabía cómo superarlo, miles de millones de los llamados "Leones Dorados" cual nombre a las bestias de fuego citadas anteriormente se refería, millones, miles de millones de bestias acechando y destruyendo la Ciudad del Diamante y varias regiones, y cómo cae y decae la generación, cómo cuando las sociedades mueren, la vida, arriesgar la vida, ¿Morir? ¿Realemente estaba preparado para morir? ¿Listo para irse? Era una carrera. Ganarle al "suicidio", correr a la matanza sin razón. ¿Realmente iba a salvar el mundo? De qué. Nadiee le agradecería. ¿Por qué? La gente no sabe, nadie sabe. Pero cuáles, sin sentido. ¿De qué? Son incoherencias. S´´olo eso. ¿Por qué? Simple. Muchas veces, no sólo porque eres un "héroe", no sabes lo que haces. Pero cómo se puede, sin comprender el por qué, ¿Salvar a la gente? Es poder. Simplemente poder. El verdadero poder. Y por eso simplemente no hay una razón concreta para destruir. ¿Placer? ¿PODER? Damián sabe lo que es poder. El verdadero poder. En vez de matar y destruir a alguien, protegerlo. El verdadero poder es mirar en los ojos al alguien, y saber que estará siempre en deuda contigo. Porque le salvaste la vida.

El Templo del Odio - Capítulo 7


Al amanecer (es un decir) hizo lo que debía. Las precauciones de la vieja eran ciertas: no sabía cómo podía salir de ahí. Entonces siguió a un convoy que salía de la niebla discretamente, para ver hacia dónde se dirigía la gente que salía del templo.
-Hay que hallar a más de esos imbéciles, o si no, acabarán con destruir la orden con uno de sus locos planes-. Dijo un "general".
"Sabía que seguiría una guerra insignificante, así que me preparé. Cuando salimos finalmente de los bancos de niebla, estábamos en la costa que da al mar (Llamado por los Diamantinos como "Océano Pantalásico", los nativos lo llamaban "Aqua Panthala"). Tomé un auto que estaba estacionado lejos de la niebla. No me vieron la cara, así que arranqué hacia la niebla. Me quedé ahí un buen rato y luego me fui. Traté de llegar a Catedrall, pero me fue imposible durante 3 días, este lugar es demasiado grande... cuando llegué al puesto que arrendaba no había nada. Lo habían asaltado."
Furioso, Damían hizo simplemente algo casi impulsivo. Fue hasta la parte alta de la Ciudad del Diamante y cuando llegó a la zona principal del norte subió por la carretera que llevaba a las montañas y dobló por la principal. Luego bajó dos calles y entró en la casa que le otorgaba la vista de prácticamente una civilización completa.
"Me puse a ver la correspondencia de la casa. Suena estúpido, pero en realidad no lo es. Quería encontrar, si esa casa estaba abandonada..."
Tal vez demasiado fuerte, pero de que gritó, gritó.
-¡AAAAH! Lo encontré. ¡Lo encontrée!
En realidad era "la encontré", una carta que decía que bajo las reglas del gobierno norte de la ciudad y por el artículo 76.908 de la ley N° 45 de propiedades y/o viviendas la casa estaba tirada hace más de 5 años con 3 subastas sin resultados, cualquiera que lo deseara debía presentar esta carta en domicilio en Banta # 456.700 D.N. para conformarse como dueño legítimo y legal de la propiedad. Lo hizo, y entonces la casa pasó a ser suya. Rápidamente, conectado a una red específica envió mensajes de auxilio a todas partes del mundo: necesitaba apoyo mundial. Pero él no sabía que hasta el cuarto día no recibiría respuestas...

El Templo del Odio - Capítulo 6


"La niebla se veía más amenazadora desde cerca".
-Maldición, esto es horroroso.
Los bancos de niebla eran completamente amenazantes. Amenazaban con tragarte. Con devorarte.
"Acampé ahí esa noche, tenía todo lo necesario (antes de dirigirme directamente ahí, conseguí instrumentos para acampar)."
La niebla se acercaba, pero Damián no pudo sentirlo en el calor de su saco de dormir.
-----------------------
Amanece (es un decir)...
-Maldición, ¡No veo ni torta!
Tomé la cuerda para volver al campamento luego de explorar, pero tropecé y pensé '¿Dónde está ese saco? ¿Dónde estoy?' me puse a caminar, para no entumecerme con el frío."
Caminando sin rumbo, chocó con algo.
"Una pared... será una antigua construcción indígena, o... será una muralla. Cuando presione sobre uno de los simétricos cubos de piedra se deslizó. Una oportunidad..."
Atravezó el agujero por el cual se había deslizado aquella roca, y sorprendentemente, no había nada tras la muralla. Una pendiente de césped muy empinada ablandó la caída, mientras la niebla se disipaba... chocó contra un muro, levantó la cabeza y, al mirar al otro lado...
-Así que no era ESE templo...- murmur ó entre dientes.
La simétrica muralla que rodeaba el valle daba a ver una comunidad pequeña con un inmenso templo en el centro cuadrado, nisiquiera un canto redondo. Cornisas, hecho con piedra calisa, con decorados algo primitivo, con una estrella de 8 puntas enorme, tallada. De pronto Damián vio un montón de esas joyas que parecen piedras tiradas por ahí, en la hierba.
Tratando de pasar desapercibido, bajó al valle y fue al templo. Lo único que no sabía era qué había ahí adentro... y no querrá saberlo.
"Dicen que el hombre no es bélico por naturaleza. Simplemente creo que el que lo dijo, no tiene naturaleza. Cuando entré al templo, bajé hasta una cripta subterránea gigante, una cueva enorme, y ahí yacía la bestia que me habría lanzado por los aires con su cuerno inmenso..."
La bestia tenía alrededor de 14 metros de largo, era un dragón sin alas, con patas de caballo, cola muy larga y ojos naranjos. La bestia dormía. Da mián oyó una voz... pero era amiga.
-Lo llaman Gu-. Dijo un hombre atado de pies a cabeza.
-¿Gu? Qué extraño.
-Según estos imbéciles este hijoputa es una semidivinidad o no sé que historias.
-Bueno, tal vez lo sea. ¿Cómo te llamas?
-Kaï. ¿Tú?
-Damián. Esto es horroroso. ¿Sabes por qué estos tipos tienen esto armado?
-Desean darle un golpe a la Ciudad del Diamante. Atacar con criaturas como ésta. Yo que tú no los dejaría.
-¿Cómo entonces?¿Cómo detener a millones de tipos armados con semidivinidades?
-Pues con otros millones de tipos armados hasta los dientes.
-¿Cómo?
-Les explicas a toda la gente del planeta lo que sucede. Alguien, y sé que más de alguno te creerá, si lo haces con tono de auxilio. Puedes generar otra orden, y combatirlos.
-Gran idea, por cierto, ¿Cómo...?
Un grito. Damián vio como la bestia devoraba al prisionero. No lo había visto. Con todo, Damián no se impresionaba ya con nada. Apenas la bestia lo vio, Damián se dio cuenta. Corrió. Montó un campamento improvisado cerca de los acantilados de los que venía para que no lo descubrieran. Ahora sabía como combatir a esta hermandad... y tenía una idea.


El Templo del Odio - Capítulo 5


Abrió los ojos. Techo. Pintura blanca. Cama. Colchón de espuma. Papel Mural.
-¿Dónde estoy?
-Cálmate- dijo una anciana voz femenina -estás en Samantha.
-¿Qué es Samantha?
-Una población. Los barrios más bajos de la Ciudad del Diamante.
"Estuve a punto de echar a correr, pero no pude: Estaba herido. Me miré las bendas alrededor de mis abdominales."
Casi adivinando el pensamiento de Damián, la anciana comentó:
-No deberías levantarte hasta mediodía. Literalmente un cuerno gigante te sacó volando.
"Entonces recordé algo. Después de que matar al rehén, fui al altar de los sacrificios ya vacío y encontré unas rocas con forma cúbica. Las tomé."
-¿Usted reconocerá alguna de estas?- preguntó damián.
-A mí me parecen piedras.
-A mí igual. Tal vez por el tacto las pueda identificar.
-Hum...- murmuró la vieja -esta textura... me recuerda algo. ¡Soy vieja! ¡Tengo que pensar intensamente para recordar!
Cerró los ojos por un momento.
-¡Sí, señor, las he visto! Hace muchísimo tiempo... ¡Creí que eran piedras!
-¿No lo son? ¿Entonces qué es?
Damián no podía creerlo.
-Acomódese. ¡Le contaré una extraña historia!
"Mi padre, que era un cazador experimentado, salía por presas llamadas "Quatlos" que salen de día por el desierto que hay detrás de Samantha. Como un día cualquiera, fue a conseguir el almuerzo. Mi madre tuvo que irse con un familiar, y me quedé sola. Mi padre fue a cazar cerca de la Región de las Brumas, cuando repentinamente vio a un hombre emergir de la niebla..."
-¿Quién era?
"No lo sé. ¡Nadie lo sabe! ¡Pero en sus ojos brillaba la locura! Antes de poder decir algo, se hundió en el sueño eterno... lo único que llevaba era una brújula, harapos y un poncho lleno de esas cosas, que fueron llevadas a un hombre del Museo Central, pero mi padre guardo algunas, ¡Las que yo ví de niña!"
-Y si no son piedras, ¿Qué son?- Damián estaba exaltado.
-Joyas. Puede haber más, pero nadie se ha atrevido a entrar en la Región de las Brumas. Nadie sabe qué hay bajo la niebla, civilizaciones perdidas, maravillas, o simplemente nada... ¡Es un mundo por descubrir!
-Ya me siento mejor...
-Sí, puede irse. Y esconda bien esas cosas.
-Lo haré. ¿Dónde queda esa Región de las Brumas?
-Son esos bancos de niebla que sobresalen de las montañas, a más o menos 76 km.
-Gracias.
Sin decir más, salió corriendo, y fue hacia las tinieblas.
-¡Espere...! Pobre. No sabe que, quien entra en las brumas jamás vuelve a salir...
La anciana mujer tenía razón en parte. Pero no se dio cuenta de que Damián no buscaba las joyas realmente...

El Templo del Odio - Capítulo 4


"La sangre caía desde el ojo de la víctima del supuesto sacerdote. Entonces me di cuenta de que hay cosas quse se pueden cambiar. Simplemente no sé como ocurrió."
Paseando por las calles de la ciudad, Damián se dio cuenta de que realmente algo extraño ocurría allí. Aquel lugar enorme, gigante, gutural, a veces grotesco, era un dato interesante. El puzzle se iba armando, pero faltaban varias piezas.
-Asalto en la calle Das Rule #43 con marcas de estrella de 8 puntas.
-Carta que conlleva entre La Ciudad del Diamante y la Ciudad Central.
-Lunáticos asesinos, con la misma estrella. Esa estrella. Esa maldita estrella.
Simplemente hay veces que ese sentimiento de culpa no existe, lo otro es que no se sienta, y que al final se pueda reconocer cómo surge.
-Bu, Buenos días. Sabe, necesito encontrar un lugar para pasar la noche.
-Eeeh, bueno- Dijo el hombre del supermercado al que Damián había llegado casi sonámbulo por lo que había visto -puedo darle alojamiento aquí, con consto, obviamente. Tengo un despacho libre.
-Por favor.
"Esa noche no dormí. Me afilié al viejo y arrendé el despacho. Al otro día salí a buscar pistas. Pistas. Parezco detective, pero qué va. Un reportero es casi eso. Pasé por casi todos los sectores de Diamante Central en 63 días, y aún me faltaban Diamante Norte y Sur (Diamante Central abarca el centro de la ciudad, el este y el oeste de la misma), y en ningún lugar, excepto en el ala poniente de la ciudad, donde en un local habían rastros de haberse llevado a un rehén, tal vez para ejecutarlo nuevamente. Sorpresivamente encontré, al día 87 de mi travesía, a un hombre con el logo en la espalda, al igual que el que robase en mi hogar ase casi un año."
-¡Eh!
El hombre estaba muy concentrado. Casi molesto se volvió hacia nuestro protagonista.
-¿Qué desea, señor? ¿Lo puedo ayudar?
-Eeeh, bueno, me gustaría saber qué va con el símbolo de su polera.
-Es algo bastante personal. ¿Me acompaña...?
-De acuerdo.
Sin pensarlo, movimientos bruscos. Nada parecido. Nada igual. Golpes ciegos. Bomba de humo. Eran ellos...
-¡¡Aaaaaghhffff!! ¡¡Hijo de puta!!- Tal vez un grito. Pero no fue escuchado. Bajo la demencia y el poder las bestias lo arrasaban todo. Las bestias... esas bestias...
"No. Eso de nuevo no. No..."
Tamaño... caballo. Parecido a un león. Negro. El fuego invade sus patas traseras y delanteras. La estrella: en el lomo. escupiendo fuego, una criatura divina destruía el lugar. La misma criatura que había perseguido a Damián y que por su culpa él estaba en la Ciudad del Diamante.
Corrió fuera del edificio, el cual se desmoronaba. De pronto un avistamiento lo detuvo.
"Son miles..."
No tenía pulso. Divisó miles de estas bestias llegando desde la bocacalle a kilómetros de distancia. Ocultóse dentro de una cloaca para ponerse a salvo. Una vez acabó la estampida salió. Y esto fue lo que encontró: 6 de estas bestias de fuego. El edificio en ruinas. Derrumbándose, los edificios de los lados. hombres vestidos con la estrella. Un caos. Enfrentó el miedo. Y utilizó su experiencia en artes marciales.
"De un salto monté a la bestia. De las ruinas del edificio arranqué una viga pequeña, y una cortina gruesa. La utilizé a modo de capa para protegerme de la ola de calor, y sin pensarlo me lancé hacia la bestia."
Entonces tembló la tierra. Vio como todo se estremecía, como se rompía el suelo. Un estruendo, un cuerno. Una criatura. De súbito vio como se le acercaba el cuerno gigante. Aturdido, no pudo hacer nada.

El Templo del Odio - Capítulo 3


"No podía creer lo que veía. Era simplemente un delirio que nadie puede entender, la razón, nada. La superficie moteada, millones de edificios... árboles. No podía dar crédito a lo que veía."
Simultáneamente el hombre corrió como alma que lleva el diablo a la ciudad. El misterio, su objetivo. Recordó un papel, que le había arrancado al hombre que entró en su hogar hace meses del bolsillo.
"D.T.:

Usted sabe tan bien como yo qu es difícil esto de viajar entre ciudades. Pero lo necesita. Lo espero en:
L.C.D. Av. Catedrall #473.800, D.C."

Ciertamente dedujo las iniciales. Estaba en una gran avenida y al llegar a la bocacalle encontró el letrero. "Catedrall 300.000 - 600.000".
-Este lugar es enorme...
Tocó la puerta. Se abrió sola, así simplemente, y divisó a un hombre con un arma blanca en mano. Muestróle la carta y el hombre pronunció:
-No lo tengo. Vaya al templo.
"Háciendome el imbécil pregunté:
-¿Qué templo?
El hombre al contestarme la dirección, me gritó que me fuera amenazándome con la navaja."
El hombre, al atosigar a Damián y el mismo decirle que no, empuñando fuertemente la navaja, la dirigió hacia el mismo.
-¡No...!
Matóse luego de gritar auxilio.
-Maldición... debo ir al templo.
Llegaron rápidamente más personas de lo esperado. Damián salió corriendo pasando por miles de obstáculos, hasta que logró evadirlos. Tratando de llegar al fondo del asunto, quiso llegar al templo. Cuando lo logró, había anochecido.
-----------------
"Desconozco el lugar donde estoy, hya una ceremonia en curso...".
Al ver un hombre con una túnica burdeo que tenía una hermosamente bordada estrella de 8 puntas, con un prisionero, temió lo peor.
-¡...Y ahora, todos verán esta ofrenda, por mano del Sacerdote Hirún...! ¿...Palabras, sr.?
El sacerdote miró megalomaníacamente a su presa y dijo:
-La muerte... no es el fin. ¡Sino un nuevo comienzo!
El sacerdote levantó la oz...
-¡Dios mío...!

El Templo del Odio - Capítulo 2



"Maldición. Corre. La niebla, la pesadilla. Corre. ¡Corre! ¿Dónde estoy? Aún me sigue. Maldición. Corre. Avenida Banjo Kazooie. Carajo. Aún estoy a tiempo. No. Corre. Diablos. ¡¡CORRE!!
No. Esas casas. Una sobre otra, edificios de 49 pisos. Tablones. Cuerdas. Una población. Corre. No. Salta. No, a través. Huye. Maldito sea. Corre. Estoy a más de 20 metros de altura. Piso tablas. ¡¡CORRE!! No. Oh Dios. Oh Dios. Oh Dios. Oh Dios. Estoy arriba, yo... corro. Corre. Aún estás a tiempo. Parece que se fue...
-¡¡Splash!!, al lanzar una roca chocó con el agua. Agua. Profunda. Mar. Ruido. Fuego. No. Otra vez... no. ¡NO! Corre. Corre. Corre..."
-------
-Sí, ¿Se encuentra Damián Gutiérrez? ¿No? Gracias.
-¿Y?
-Hace meses que no aparece el desgraciado. Creo que no volverá.
En el agua yacía el hombre, nadando hacia la orilla, presa de un miedo infernal.
-Es esto insólito... debo encontrar una manera de devolverme.
Paisajes llenos de nieve, tormenta. Era todo impresionantemente blanco, saber dónde estaba era un mito. Las montañas, indescriptibles, alturas magallánicas, apocalípticas cantidades de nieve. Una cabaña en la mitad de la bruma. Una oportunidad. Al tocar a la puerta, un hombre salió muy abrigado, preguntando qué deseaba muy cortésmente.
-Sabe, necesito volver al centro, por favor.
-Pero claro! Viene de la viña samsterhandd, ¿No es cierto?
-Sí. Por favor, ayúdeme.
-Tome el aerodeslizador. Buen viaje.
Se fue. Gutiérrez, inexperto aventurero, instalóse en la cabina y apretóse el botón de partida, habrá comenzado su pesadilla. Simplemente real.
"Esos vidrios estaban polarizados. Estuve casi 3 horas "nadando" en esa cosa. Casi muero..."
Un súbito choque y ha salido disparado por los aires, quien se la buscó entre corazones rotos... Chocóse contra un recolector de agua de lluvia y rodó a la calle. La calle...
Un frío infernal azotaba con fuerza. Grandes montañas cubrían la visión hacia otros lados, quedando visible un increíble panorama. La calle, carretera seguida hacia condominios de casas.
Bajó hasta los condominios, donde encontró una casa abandonada. Subió al segundo piso. Una vez miró por la ventana, impresionóse. No era de día, ni de noche. Rápidamente bajó las escaleras y fue a la calle. Se devolvió hasta el comienzo de la carretera, por donde había bajado. Y ahí estaba, el letrero. Letras grandes... Bienvenido a La Ciudad del Diamante.

 
|  LA CIUDAD DEL DIAMANTE. Blogger Template By Lawnydesignz Powered by Blogger