El Templo del Odio - Capítulo 3


"No podía creer lo que veía. Era simplemente un delirio que nadie puede entender, la razón, nada. La superficie moteada, millones de edificios... árboles. No podía dar crédito a lo que veía."
Simultáneamente el hombre corrió como alma que lleva el diablo a la ciudad. El misterio, su objetivo. Recordó un papel, que le había arrancado al hombre que entró en su hogar hace meses del bolsillo.
"D.T.:

Usted sabe tan bien como yo qu es difícil esto de viajar entre ciudades. Pero lo necesita. Lo espero en:
L.C.D. Av. Catedrall #473.800, D.C."

Ciertamente dedujo las iniciales. Estaba en una gran avenida y al llegar a la bocacalle encontró el letrero. "Catedrall 300.000 - 600.000".
-Este lugar es enorme...
Tocó la puerta. Se abrió sola, así simplemente, y divisó a un hombre con un arma blanca en mano. Muestróle la carta y el hombre pronunció:
-No lo tengo. Vaya al templo.
"Háciendome el imbécil pregunté:
-¿Qué templo?
El hombre al contestarme la dirección, me gritó que me fuera amenazándome con la navaja."
El hombre, al atosigar a Damián y el mismo decirle que no, empuñando fuertemente la navaja, la dirigió hacia el mismo.
-¡No...!
Matóse luego de gritar auxilio.
-Maldición... debo ir al templo.
Llegaron rápidamente más personas de lo esperado. Damián salió corriendo pasando por miles de obstáculos, hasta que logró evadirlos. Tratando de llegar al fondo del asunto, quiso llegar al templo. Cuando lo logró, había anochecido.
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"Desconozco el lugar donde estoy, hya una ceremonia en curso...".
Al ver un hombre con una túnica burdeo que tenía una hermosamente bordada estrella de 8 puntas, con un prisionero, temió lo peor.
-¡...Y ahora, todos verán esta ofrenda, por mano del Sacerdote Hirún...! ¿...Palabras, sr.?
El sacerdote miró megalomaníacamente a su presa y dijo:
-La muerte... no es el fin. ¡Sino un nuevo comienzo!
El sacerdote levantó la oz...
-¡Dios mío...!
 
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